La gente
que encuentro en la actualidad es superficial. Piensan en el mérito como en
algo que tiene forma. Derrochan su riqueza y matan criaturas del mar y de la
tierra. Neciamente se preocupan en erigir imágenes y estupas, haciendo que
la gente amontone leña y ladrillos, para pintar este azul o aquel verde.
Abusan del cuerpo y de la mente, se hieren a sí mismos y engañan a otros. Y
no saben lo suficiente como para avergonzarse. ¿Cómo podrán nunca
iluminarse? Ven algo tangible e inmediatamente se aferran a ello. Si les
hablas acerca de la carencia de forma se sientan, aturdidos y confusos.
Ávidos de los pequeños placeres de este mundo, permanecen ciegos a los
grandes sufrimientos que están al llegar. Tales discípulos se consumen en
vano. Desviándose de la verdad y abocándose a lo falso, no hablan sino de
futuras bendiciones.
Si puedes simplemente concentrar la luz interior de tu mente y contemplar su
iluminación exterior, disiparás los tres venenos y ahuyentarás a los seis
ladrones de una vez para siempre. Y sin esfuerzo tomarás posesión de un
infinito número de virtudes, perfecciones y puertas hacia la verdad. Ver a
través de lo mundano y contemplar lo sublime cuesta menos que un parpadeo.
La realización es ahora. ¿Para qué preocuparse del cabello gris? Pero la
verdadera puerta está escondida y no puede ser revelada. Sólo la he rozado
contemplando la mente. |
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