Telarañas cuelgan de la razón
Telarañas cuelgan de la razón
en un paisaje de ceniza absorta;
ha pasado un huracán de amor,
ya ningún pájaro queda.
Tampoco ninguna hoja,
todas van lejos, como gotas de agua
de un mar cuando se seca,
cuando no hay lágrimas bastantes,
porque alguien, cruel como un rayo
de sol en primavera,
con su sola presencia ha dividido
en dos un cuerpo. |
Ahora hace falta recoger los
trozos
de prudencia,
aunque siempre nos falte alguno;
recoger la vida vacía
y caminar esperando que lentamente se llene,
si es posible otra vez, como antes,
de sueños desconocidos y deseos invisibles.
Tú nada sabes de ello,
tú estás allá, cruel como el día;
el día, esa luz que abraza estrechamente un triste muro,
un muro, ¿no comprendes?,
un muro frente al cual estoy solo. |
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